Hoy nos vamos de ruta por la vecina Serranía de Cuenca, nos vamos a conocer uno de los rincones más destacados botánicamente y declarado monumento natural en 2004. Se trata de un cañón excavado por el Río Guadiela de unos 6 kilómetros de longitud abrigado por unos impresionantes acantilados de más de 80 metros en algunos puntos, que ofrecen un abrigo perfecto para el desarrollo de infinidad de especies botánicas junto con excelentes formaciones calcáreas propias de esta serranía.

Dos rutas indicadas en los círculos, arriba el paseo botánico y abajo el sendero a la cueva del armentero

Existen dos itinerarios o rutas sencillas que nos ayudarán a descubrir este entorno y que os vamos a explicar en este post cómo acometerlas para poder disfrutar al máximo este rincón.

Una primera ruta denominada “Paseo botánico” es un cómodo paseo de unos 2,5 kilómetros de longitud que nos llevará de manera sencilla desde la Casa de la Pradera (Excelente merendero) hasta la fuente de los tilos.

La segunda ruta, nace desde esta fuente de los tilos y tras un tramo cómodo nos arremete una subida bastante exigente hasta la cueva del armentero.

Nosotros optamos por hacer 1 ruta y media, es decir, realizamos el paseo botánico y luego la mitad de la segunda ruta, para ahorrarnos el último tramo de subida, pues habíamos leído que no merecía mucho la pena y decidimos emplear el resto del tiempo en visitar otras cosillas por los alrededores.

1ª ruta: Sendero Botánico

Bajando desde Beteta, por la carretera que atraviesa la Hoz, a poco de entrar en el barranco, vemos el desvío a la casa de la Pradera (hay que ir atento para no pasarse) y encontrar el camino de tierra que nos lleva al aparcamiento. Una vez aquí, empieza nuestra ruta junto a un precioso merendero, lugar donde disfrutaríamos a la vuelta de una estupenda comida.

El sendero que cogemos desde el merendero, perfectamente señalizado y sin opción de pérdida, discurre en este primer tramo junto al río, así pues iremos acompañados por el remor del agua.

Este primer tramo de senda es precioso, serpenteando entre la vegetación que casi te abraza, nos vemos inundados por el otoño que ya ha arrancado y de qué forma.

El bosque que nos acompaña es un bosque mixto donde aunque predomine el Pino negral (Pinus nigra), el listado de especies acompañantes es larguísimo, destacando en este sendero el Avellano (Corylus avellana), el Quejigo (Quercus faginea), Tejos (Taxus baccata), Mostajos (Sorbus aria), Acebos (Ilex aquifolium) o Tilos (Tilia platyphyllos) entre otros, ya que pude ver también Arces, álamos, sauces y olmos. En definitiva, un surtido de acompañantes del pino que en esta época otoñal estaban en todo su esplendor.

El sendero continúa muy cómodo, y seguimos disfrutando de la otoñada que nos ofrece el bosque.

La ruta en todo momento cómoda, muy cómoda, sólo en la parte final tiene algún sube baja, pero sin grandes desniveles, por lo que es plenamente recomendable para todo el mundo.

Eso sí, conviene no correr, deleitarse con la flora y fauna que nos vamos encontrando, disfrutar de esos pequeños detalles que nos ofrece el monte y de los que no podemos perdernos.

Mostajo (Sorbus aria) con color otoñal mostrando sus bayas

Tras pasar por el portalón de una antigua estación eléctrica, ya absorbida por el paso del tiempo y por la vegetación….llegamos hasta el primero de los tilos centenarios que podremos ver en nuestra ruta.

No será sin duda el único tilo de nuestra ruta, pues hay muchos en el recorrido. Todos ellos de tremenda longevidad, muy por encima de los 400 o 500 años y que forman unas estructuras realmente fantasmagóricas.

No es fácil encontrar estos tilos en estas latitudes, ya que son especies más eurosiberianas, pero sin duda este rincón de la serranía es un vergel botánico debido a sus características orográficas y hacen que el Tilo de hoja ancha (Tilia platyphyllos) tenga aquí una buena representación.

El sendero, en ocasiones escapa a la cobertura arbórea para mostrarnos los impresionantes paredones de esta hoz, unos escarpes plagados de Buitres y Alimoches que encuentran aquí un lugar perfecto para anidar con toda la tranquilidad del mundo.

En las partes bajas de dichos paredones, recogiendo la humedad que sale por las regatas y las fisuras encontramos otra joyita botánica única de la zona, la planta carnívora Atrapamoscas (Pinguicula mundi) que basa su alimentación en los insectos que quedan atrapados en sus carnosas y pegajosas hojas.

Si queréis saber más sobre esta planta, podéis clicar aquí

Una vez llegados a la fuente de los Tilos, decidimos dar media vuelta para volver a por el coche y comer un poco en el estupendo merendero que habíamos dejado al principio de la ruta.

2ª ruta: Fuente de los Tilos hacia la cueva del armentero

Una vez comidos, bajamos el coche un poco por la hoz hasta el aparcamiento de la Fuente de los Tilos. Aquí decidimos simplemente darnos un paseo hasta la cueva de la ramera y la Cascada de Castro, aunque sabemos de buena tinta que ni la cueva podremos visitar, ni la cascada llevará agua. Aun así el paseo hasta allí, bien merece la pena. Luego el sendero sigue hasta la cueva del armentero previa subida que nos evitamos.

La primera belleza que nos encontramos es la represa de los tilos, un paraje precioso donde jugar con el reflejo del agua y la abundante vegetación circundante. Sin duda un lugar precioso.

Junto al río y en el paseo seguimos disfrutando del otoño y de los tilos centenarios que no nos abandonan prácticamente en todo el recorrido.

Va a ser la tónica general de este último tramo, corto, pero precioso. A sabiendas de que no nos queda mucho más por ver.

Hoja de Avellano (Corylus avellana)

No hace falta decir que la primavera es posiblemente el mejor mes para visitar estas sendas, ya que si de algo se caracteriza esta hoz es por su riqueza botánica, que veremos reflejada en todo su esplendor en primavera. Eso sí, el otoño tiene ese puntazo de color que también nos hará disfrutar de estos paseos.

Y como hemos acortado rutas, nos vamos a ver la Laguna del Tobar, muy cerca de Beteta y que nos ofrece también una paleta de colores preciosa.

Bien merecido el paseo junto a la laguna, que aunque la encuentro falta de aves acuáticas, presenta unos colores…bufffff

En fin, lo dicho, un bonito rincón para escaparse en primavera u otoño, apto para todos los públicos y que nos hará pasar un día excepcional.

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