
Siguiendo con las prospecciones que ya había realizado el invierno pasado por la fantástica ruta invernal por la parte norte de las Decimadas, esta vez me había propuesto un nuevo paseo invernal río arriba, esta vez llegando a la famosa Balsa de los Curas, en pleno camino tradicional a la Vega del Codorno. Es un rincón del Tajo que ya había disfrutado, unos 26 años atrás, cuando era un auténtico canijo y del que guardaba unos bonitos recuerdos. Y al que volví a los pocos años para acampar con familia y amigos, pasando unos días estupendos


Por suerte o por desgracia, esta vez, ya me esperaba un río menos helado y más transitable, ya que aunque en periodo anticiclónico de bastantes grados bajo cero durante la noche, el día ofrece temperaturas más que agradables, por lo que era difícil encontrar el espectáculo que encontré con la anterior ruta de la zona. Aun así, decidimos ir a darnos la vuelta y estirar un poco las piernas por aquellos lares. La ruta es la que veis aquí
Dejamos el coche justo en el collado del Cerro de la Ceja y nos bajamos a buscar el vallejo que baja directo al tajo…luego sólo es subir río arriba en busca de unos arrastraderos de madera en la cara nordeste del Cerro del Escorial, subida empinada pero que se hace zigzagueando lo más posible para salvar el desnivel.
La primera bajada por el vallejo hasta el río se hace rápida y por desgracia no hay nieve ni hielo que le hubieran dado un plus, pues es una bajada casi en cara norte y es umbrío al 100%, pero está limpio y bajamos rápido. Hace frío, calculo sobre los -2/-3 grados y subiendo…
Una vez llegamos al río, el escarchazo es evidente, y las zonas bien expuestas tienen una buena capa de hielo, no sólo el suelo, sino árboles y arbustos. Está bonito, así que aprovechamos para hacer alguna foto en detalle.
Curiosamente el agua no hielo ni en las orillas, debe bajar aun algo “caliente” de las abundantes lluvias del mes pasado, y sobretodo de la falta de frío intenso. El ambiente a la sombra es gélido y apetece más que nunca el sol, así que buscando un sendero improvisado junto al río ponemos dirección río arriba embaucados en la escarcha reinante.
Al poco rato, llegamos al Camino de la Vega, junto a la plancha de los curas. El espectáculo de luz, escarcha, sombras y contrastes es genial!!
El río no tiene hielo, pero las orillas están jugosas de escarcha y pequeña cencellada en arbustos y arboles a la sombra, así que toca detenerse y disfrutar del entorno y del espectáculo.
Por suerte hemos llegado a buena hora, el sol todavía no ha borrado la huella del frío y de la noche. Eso sí, si estás mucho rato a la sombra….refresca!!
Después de un rato de tomas y más tomas, seguimos río arriba, el río se vuelve monótono y con poco aliciente. El entorno es muy bonito, típico de estos parajes del Alto Tajo, pero no nos ofrecen muchos motivos fotográficos, así que aunque con un paisaje precioso no nos detenemos mucho.
Aun encontramos por eso un par de detalles dignos de mención. Por un lado, algunos escaramujos todavía con algunas hojas, debido supongo a la falta de fríos severos por estos lares que no han acabado de mermar a las pequeñas caducifolias.
Ya por último nos detenemos ante unos cuantos Tilos (Tilia platyphylos) de un porte milenario. Auténticas reliquias eurosiberianas que merece la pena conservar en estas pedregosas laderas del Alto Tajo y que nos alegran la vista. Creo que merecerá la pena volver en Primavera para disfrutar estos paisajes con otros colores…..
La subida por la cara Nordeste del cerro del Escorial se hace muy amena debido a la cantidad de Acebos existentes. Me recuerda mucho a la umbría del Acebar que hay en una de las laderas del Hoz Seca, también dentro del Parque Natural. Sin duda una subida en la que contamos fácilmente más de 100 acebos de distintos portes y formas. Vamos, todo un espectáculo para la vista.
En fin, poco más de la ruta, cortita y coqueta, para un sábado por la mañana con ganas de madrugar un poco. Yo le estimo unos 3 horas y poco paradas incluidas a almorzar algo y hacer fotos. Con mucho aliciente en todas las épocas del año, sobretodo verano por poder bañarte en el Tajo, otoño por la paleta de colores e invierno por los alicientes de frío y hielo que podamos encontrarnos.
Un saludo