El plan inicial para el fin de semana era el carismático Pedraforca 2.506m. situado en la Comarca del Berguedà, en la provincia de Barcelona.
Pero las circustancias nos impidieron visitar tierras catalanas, así que nos desquitamos con una subida invernal al Moncayo 2.315m.
Ya habíamos subido el Moncayo en verano pero quizás un buen atractivo de esta cima del Ibérico, radica en una subida invernal por
el circo del “cucharón”. Así pues preparamos material y a las 9 de la mañana ya estabamos en el Santuario de la Virgen del Moncayo, prestos
para empezar la subida.
Ya de viaje, el día vaticinaba muy buen tiempo y desde lejos el macizo nos mostraba su blanco aspecto. Así que con la ilusión,
pronto nos olvidamos del Pedraforca para centrarnos en nuestro objetivo.
Ya desde los primeros pasos para acercanos al Santuario, pudimos disfrutar de las impresionantes vistas sobre el valle del Ebro, y
de toda la línea pirenaica que se disfruta desde este estupendo mirador. Sin ser excepcionalmente claro el día, la atmósfera nos dejaba disfutar de las vistas.
Nada más salir del Santuario y entrar en el bosque nos calzamos los crampones, pues la nieve ya va a ser continua y al estar bastante trilllado el camino casi se camina mejor con ellos. La elección es buena, y pronto vamos más rápido que los que suben “a pelo”, aun así, degustamos la primera parte de la subida que se hace dentro de un frondoso bosque de pinar.
Una vez salimos al circo del Cucharón, se nos dibuja una buena sonrisa, las condiciones son inmejorables de nieve y tiempo, se vaticina una buena disfrutona.
Charlando con unos paisanos que también quieren acometerla, decidimos hacer la subida por la vía normal del cucharón. Además vemos que hay bastante gente subiendo
y abriendo huella, por lo que si la nieve no está del todo dura, podremos avanzar con facilidad. Para la bajada decidimos aventurarnos por una canal muy bonita
que discurre entre imponentes afloramientos rocosos.
Así pues manos a la obra, empezamos a cruzar la morrena del antiguo glaciar en busca de la falda del circo. Quizás este primer acercamiento sea lo menos atractivo
de la ruta, pues la nieve está muy venteada y afloran rocas con la consecuente incomodidad para los crampones.
Conforme nos acercamos, vemos que sube bastante gente por la ruta, contamos una veintena bien bien.
Empezamos la pala a buen ritmo, la nieve está bastante bien y aunque no está dura dura, se deja trabajar. Sacamos los piolets para ayudarnos en la ascensión y empezamos
con el ritmo constante de subida. El circo presenta un inmejorable aspecto en cuanto a cobertura nivosa, incluso los afloramientos rocosos mantienen una buena capa de hielo que hacen del paisaje aun más atractivo si cabe.
La pala va ganando inclinación y se suceden las paradas a coger aire y retratar un poco el lugar. Trabajamos técnicas de progresión con crampones, detenciones con piolets y
“jugamos” un poco con lo que nos permite la nieve. Al fin y al cabo, estas ascensiones fáciles no son más que entrenamiento para rutas de más entidad. Y por supuesto disfrutamos del día y de la subida.
En la parte más alta adquiere un poquito más de verticalidad (he leído por ahí que hasta algo más de 50º de inclinación en la ultima tramada). En cualquier caso la subida
es facilona y disfrutona. Algunos ya van de bajada y hay que ir con cuidado con los trozo de hielo que empiezan a rodar. Pero sin muchos contratiempos llegamos a la parte alta.
Desde aquí hasta el vértice geodésico, apenas unos metros que se hacen muy cómodos de andar por perder la verticalidad, aunque el al estar más expuestos, el viento arrecia un poco
y nos obliga a abrigarnos.
El desierto blanco es imponente, y cualquier formación fuera de lo común, está repleta de hielo, así en la cima, los diversos monolitos y paravientos levantados con piedras
están sepultados literalmente por el hielo que crece en formas inimaginables. Todo un espectáculo.
Nos resguardamos en el bloque de hielo del vértice y damos buena cuenta de unos frutillos secos, barritas, dátiles y un poco de líquido.
En la bajada decidimos desviarnos de la normal y meternos por un corredor muy chulo en mitad de las formaciones de roca. Es un paisaje espectacular todo recubierto de hielo y a la vez, vamos abriendo huella.
Aquí la pendiente si que tiene momentos de bastante grado y te obliga a ir atento y con precauciones. La nieve empieza a empeorar conforme perdemos altura y el sol va haciendo efecto. Asi que tras pasar el corredor, ponemos culo al suelo y nos dejamos llevar por la gravedad. En segundos, ya estamos abajo!!
Tras la bajada por el bosque, esta vez sin demora y con la cabeza puesta en la cervecita del rigor que nos íbamos a “cascar” en el Santuario.
Y así terminamos la jornada, algo cansados pero con esa sonrisa en la cara de haber disfrutado de un gran día en la montaña.
Ya en casa de Pedro, Mari nos regala un arroz al horno de los que no se olvidan (buenísimo Mari, buenísimo!!), con hambre de siete leones, damos buena cuenta y comentamos la jugada del día y las futuras ascensiones del año, que por lo que se ve, vienen cargadas.
Pedir disculpas por la calidad de las fotos, pues están hechas con el móvil, ya que al final no me subí la cámara de fotos…..error por mi parte.
Datos técnicos:
Desnivel: 750 metros
Tiempo: 2 horas y poco hasta la cima y algo menos de bajada, total contando paradas y descansos, en torno a las 4 horitas.
Material: imprescindible crampones, piolet y paravientos (arriba el viento está casi asegurado). En condiciones de niebla casi obligado GPS,.
saludos
Mola, buena excusion y buena vista tiene el Moncayo en estas fechas, un saludo.
Qué pasada, me alegro que disfrutárais de la ascensión en pleno invierno, Las fotos con el móvil preciosas, unas vistas espectaculares. Enhorabuena! y ese arroz ñam ñam… Saludicos!
Gracias chic@s por los comentarios!!