Casi no necesita presentación, la Isabelina (Actias isabellae) es una de las joyas que deambulan por nuestros pinares, primavera tras primavera, se la puede ver incluso en las calles de los pueblo de la Sierra de Albarracin. Se trata de una de las mariposas más bonitas y conocidas de nuestras sierras, ligada siempre a bosques de Pino silvestre (Pinus sylvestris) y de Pino laricio (Pinus nigra), ya que la oruga se alimenta exclusivamente de las acículas de dichos pinos. Aquí en la Sierra, es muy común precisamente por la abundancia de dichos pinares, que hacen de hábitat óptimo para la especie. Es un endemismo de la Europa Occidental, propios de la mitad este de la Península Ibérica y de los Alpes franceses, es por ello que las poblaciones de Isabelina están estrictamente protegidas, tanto a nivel de Aragón incluida en el catálogo aragonés de especies amenazadas, en la categoría “De interés especial” (Decreto 49/1995); como a nivel estatal, incluida en el Listado de Especies Silvestres en Régimen de Protección Especial (Real Decreto 139/2011).

Además estudios genéticos recientes, sitúan a las poblaciones del Sistema Ibérico como las más antiguas, estrechamente ligadas a la expansión de los dos pinos mencionados anteriormente durante el Holoceno.
Aunque pueda parecer una mariposa diurna, su actividad es nocturna, y su vida corta. En estado de mariposa no se alimenta de nada, pues tiene la espiritrompa atrofiada, por lo que no pueden libar nectar de las flores ni otras sustancias. Toda la energía que necesita para los vuelos, proviene de las reservas de grasas y azúcares que previamente han extraído las orugas de las acículas del pino. Así pues, la única función de las mariposas es la reproductora. Y como hemos dicho, en apenas unas noches de actividad frenética reproductora, termina muriendo por agotamiento.

Si nos fijamos un poco más en detalle, podremos diferenciar el sexo mediante la estructura de las antenas. En las hembras, un hilo estrechamente pectinado y muy deferenciado el macho con una antenas bipectinadas que se asemejan mucho a una pluma de ave. Dichas antenas les servirá para seguir el rastro dejado por la hembra y conseguir aparearse con ella.

Otra de las maravillas de la isabelina son los ocelos que presenta en las alas, de una belleza sublime que aun impresiona más cuando se observa en detalle. Presenta un mosaico de escamas de diferentes colores que le hacen adquirir la característica coloración.

Por último recalcar la importancia que adquieren estos lepidópteros como alimento de otros predadores que encuentran en la isabelina un bocado grande y apetecible. Entre los muchos depredadores podemos destacar los murciélagos forestales o los chotacabras, especies nocturnas que durante los meses de vuelo de las mariposas, las buscan incansables.
Así pues, damos entrada a esta hermosa mariposa habitante de nuestros bosques y de gran importancia, debido a su escasez y fragmentadas poblaciones. Estrictamente protegida y todo un referente para los entomólogos que las buscan incansables.
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