Bueno, pues cerramos la entrada del Pirineo con algunas fotos de algunos rincones que podemos encontrar en la Bal de Chistau.
Coquetos pueblos de piedra y pizarra, empinadas laderas y cumbres casi inalcanzable es el devenir constante cuando entramos en el Valle de Gistain o Bal de Chistau. Ese ambiente abrupto nos da un respiro en los pueblos de Plan y San Juan de Plan, donde el valle se abre dando paso a unas laderas más suaves pero no por ello menos majestuosas. El otoño ha entrado de lleno y los ocres y tonos pastel lo inundan todo.
Un buen paseo, pueda ser el pequeño sendero que nace desde Plan, y nos lleva hasta el mirador de la Riba. Un punto privilegiado, desde donde divisar buena parte de esta amplitud.
Mires por donde mires, el otoño te atrapa……
En los pueblos se respira un ambiente tranquilo, rural, sosegado y sobretodo muy muy pausado. Es como si todo fuese a cámara lenta. Hasta los gatos tienen curiosidad por los visitantes.
Una visita obligada si acudes por estos lares, es el fantástico Ibón de Plan o Balsa de la Mora. Un precioso ibón enmascarado en uno de los sitios más fotogénicos que he visto y que le dotan de una belleza sin igual en todo el Pirineo.
Existen dos formas de llegar. Desde Plan sale un GR que nos llevará hasta el Ibón en aproximadamente 2 horas y media, salvando un fuerte desnivel pero en un marco incomparable.
Otra opción, es la de subir con el coche (sólo 4×4 o valientes) hasta el Refugio de Lavasar, pista que se coge en Saravillo y que tras pagar la correspondiente tasa, en unos cuantos kilómetros te deja a 5 minutos del Ibón.
Lo que está claro, es que la visita a este Ibón es OBLIGADA!!. Una vez aquí hay que empezar a cacharrear con los planos, filtros, luces y encuadres e intentar sacarle el máximo partido para llevarte una bonita postal a casa.
Nosotros llegamos algo tarde y tampoco prometía mucho la puesta. Acentuado además con el frío intenso, pues el hielo que tenía de la noche anterior ni se había “canteado”. Nos hicimos las fotos de rigor, me entretuve un poco cacharreando con los filtros….y para casa…con el regusto de estos grandes sitios y sobretodo en mi mente una sola palabra…..”VOLVERÉ!!!!”
Hicimos parada en el Refugio de Lavasar, para comer algo, un refugio abierto, muy coqueto y como en la mayoría de estos casos, muy muy pintado y rallado con los nombres de cientos de visitantes.
Algún día nos salió con el tiempo más torcido, propio por otro lado del otoño pirenaico, pero eso no fue excusa para seguir disfrutando de estos rincones e intentar algunos encuadres arriesgados.
Subimos al Refugio de Viados, pues las vistas que se optienen del Macizo del Posets en éste, son espectaculares, pero después de aguantar allí estoicamente media mañana, no dispusimos de ocasión de fotografiar el imponente macizo. Las nubes y nieblas lo ocultaban casi por completo. Aun así, disfrutamos de la subida al Refugio y de los alrededores.
En fin, esto son solo algunas pinceladas, para descubrir entera la Bal de Chistau hay que ir y degustarla. Yo repetiré, sin duda, pues era un rincón que no conocía y me ha dejado un excelente sabor de boca.
Y en agradecimiento perpetuo a Evica (la osa de Jasa 😉 ) por hacerme sentir como en casa y enseñarme todos esos rincones.
un saludo