Una de esas imágenes que guardo siempre en el recuerdo, y que me sucedió allá por el año 2004, con mi estrenada cámara compacta digital, fue breve encuentro que tuve con una cría de Ciervo. Era primeros de Junio y deambulaba por el Puerto de Orihuela de paseo en busca de flores que fotografiar. El manto bajo el pinar era verde y florido, como viene siendo habitual por estas fechas y cuando la primavera ha acompañado con sus abundantes lluvias.

Después de remontar un reguero, afluente del río del Puerto durante largo rato decidí darme un descanso en un conjunto rocoso de cuarcita que asomaba en mitad del pinar. La roca estaba aterrazada y aproveché una de ellas, para sentarme y descansar un rato. Yo no lo sabía todavía, pero estaba siendo vigilado……

Al levantarme del descanso para seguir con mi camino, descubro que en la siguiente terraza que formaba la roca, y envuelto en un mar de Ranúnculos amarillos, algo quieto me observaba vigilante.

Estaba a tan solo 2-3 metros como mucho, y mi primer gesto fue el de levantar suavemente la compacta y disparar dos fotos………Acto seguido, se levanto y salió corriendo, apenas 50 metros para volverse a sentar en otra terraza de la gran roca, supongo que volviendo a confiar en su camuflaje, para pasar desapercibida.

Sin duda alguna, esa foto y ese recuerdo que guardo de aquel entrañable encuentro hace ya más de 10 años, son pequeños granos de lo que hoy conformo mi pasión por la naturaleza y la fotografía.

028 ciervo del año

 

Dicho esto, y aprovechando mi labor hoy en día en pro de la conservación de la naturaleza, es conveniente recordar a todos y todas que tanto corzos, como ciervos, como gamos, basan sus primeras semanas de vida en el camuflaje como medio de ocultación de los depredadores, y que cuando veamos una cría de esta guisa, no creamos que ha sido abandonada ni mucho menos. Sino que durante horas, y mientras la madre se alimenta por los alrededores, ellas permanecen quietas hasta que vuelve la madre para alimentarlas regularmente.

Con la cantidad de ungulados que tenemos en estas sierras, a menos que camines un poco por el monte, no suele ser raro descubrir alguna cría, por lo que es importante conocer sus costumbres y sobretodo ser respetuoso.

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En la primavera de 2012 estuvimos intentando tirar para delante con una cría de corzo de un matrimonio que lo había cogido del monte pensando que estaba huérfano, y nos lo habían entregado.

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La viabilidad en estos casos es muy baja, sobretodo cuando el corcino viene totalmente desnutrido y deshidratado y con un shock bastante severo, y los esfuerzos muchas veces resultan en vano, aunque pongamos todo de nuestra parte para poder recuperar a la cría.

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Lo mejor, como siempre…..dejarlo donde está.

un saludo

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