De nuevo por el Valle de Gistain (Bal de Chistau), me decido a realizar la subida al Ibón del Sen, que por lo que había visto en algunas fotos, se trata de un ibón precioso en un entorno muy alpino.La subida puede hacerse casi desde el mismo pueblo de San Juan de Plan, aunque entonces ya hablaríamos de más de 1000 metros de desnivel y el tiempo parece que sólo me ofrecía tregua mañanera. Existe una alternativa más corta que consiste en subir por la pista de San Juan a San Mamés y seguirla hasta encontrarte con la val de Sen. Desde aquí ya nos hemos comido 300 metros de desnivel y dejamos tan sólo 700 desde el coche al Ibón.Así pues cogemos la pista en el mismo San Juan y a disrutar de las vistas que vamos teniendo de la Bal de Chistau y sus picos cercanos.
La verdad que la mañana está de tregua y aunque hay malos augurios para la tarde, he madrugado lo suficiente para no ir a contrarreloj.El macizo norte del Cotiella con la Peña de las Once y la Peña del Mediodía, se alzan majestuosos junto al valle a la vez que casi nos acompañarán en toda la subida. Mirando al noroeste, se alza también majestuoso el Punta Suelsa (2.972m.) y que me trae estupendos recuerdos de mi anterior visita y subida al pico, su cara sur, todavía cargadita de nieve, ni pensar como tiene que estar la pala de subida por la cara norte.
Tras unos 15 minutos de subida por una pista bastante irregular (casi obligado todoterreno), por fin llegamos al punto de partida, que tras una curva se nos abre el barranco del Sen. Aquí dejamos el coche y a caminar, que ganicas!!En seguida vemos el cartel indicativo del Ibón y una pequeña presa para control de la erosión.
El cartel marca 2 horas hasta el ibon, yo creo que son algo menos, en torno a 1 hora y 30 minutos, en cualquier caso, por ahí anda la cosa, dependerá de lo que se enrede uno subiendo.La ruta está perfectamente señalada con las señales de PR, aun así está bastante marcado el camino. Así que senda para arriba y a disfrutar de las praderas cargaditas ya de flores…
A nuestra espalda siempre majestuoso macizo del Cotiella y preciosa vista del Valle de Gistain. Como tenemos que ir ganando desnivel, el camino ráidamente se torna empinado, pero cómodo, vamos ganando altura a cada paso que vamos dando.Las praderas cargadas de flores y colores de nuestros primeros pasos, se van tornando más simples a medida que vamos ganando altura. Aquí solo algunas gencianas, narcisos y geranios silvestres asiman “el hocico” a una primavera fresca y poco favorable.
Los arroyos bajan cargaditos de agua, y en seguida nos topamos con los primeros neveros. Sorprende de un principio la cantidad de nieve que aun queda a escasa altura. Mi cabeza empieza a rondar la falta de previsión en dejarme los crampones en casa.Me encuentro con una víctima del invierno, y las marcas típicas de los carroñeros que la han encontrado. Ha tenido que ser un invierno duro. Seguimos para arriba y por suerte ahora, el sendero se viene a la cara más solana. Me cuesta horrores cruzar el arroyo, que baja con ganas, y agradezco la solana para evitarme unos neveros impresionantes de la ladera norte. Ya vislumbro el collado del Ibón, así que me animo y aligero el paso.
Una vez llegados al collado del Ibón me doy cuenta que tenemos un pre-ibón que deberemos sortear por la pala de nieve. El ambiente ya es muy alpino, muy marciano, y me sigue impresionando la cantidad de nieve que aun presenta para estar metidos ya en Junio.
Finalmente y tras pasar un acumulo de piedras se abre ante mí el ansiado Ibón del Sen 2.350m. y fantásticamente rodeado por el Pico de Turno y las Agujas del Sen.Con el pertinente almuerzo, fotos varias y conexión total con el lugar, me bajo con muy buen regusto y también con la prisa de saber que aquella tarde metían alerta naranja por tormentas en el Pirineo.
En definitiva una subida muy facilita, con apenas 700 metros de desnivel, por una senda bien señalada y con un paisaje muy agreste e interesante. Y sobretodo con una recompensa en forma de ibón muy a tener en cuenta. En invierno, intuyo que bastante desaconsejable, pues se apreciaban restos de aludes.
Un comentario en «Ibon del Sen»