Un paseo por el Pallars (1ª Parte)

Ya que últimamente no dispongo de mucho tiempo fotográfico, para seguir moviendo el blog, vamos a tirar de archivo con imágenes de la sierra y fuera de ella. Esta vez nos vamos de viaje a la comarca del Pallars Sobirà (Lleida, Cataluña). Estamos inmersos en el corazón de los Pirineos, para situarnos, estamos junto al Parque Nacional de Aigüestortes y lago de San Mauricio (al que dedicaremos otra ruta).

Esta ruta es una tremenda paliza si se hace desde el pueblo de Cervi, tal y como hicimos nosotros. Es decir, hay que subir todo el valle hasta el fantástico “planell de salari” y luego desde aquí, ascender a los diversos estanys que nos esperan, en concreto 5.

La ascensión del valle, se hace por una pista bastante deteriorada que si dispones de un buen 4×4 la puedes yendo despacito y te ahorras todo el pateo de subida. Aunque si tienes buenas piernas y bastantes horas por delante… es una subida más o menos cómoda e interesante. Después de algunas horas, llegas al famoso “planell de salari”, un inmenso prado con unas vistas inmejorables de todo el valle, hierba verde, agua corriendo y una sensación de bienestar difícilmente descriptible. A partir de aquí, la cosa se pone más empinada y lo que era pista forestal, se transforma en un camino de cabras por una ladera que vista desde abajo parece una pared vertical. Es a mi juicio el tramo más duro, y más después de llevar ya algunas horas en las piernas.

Estaba posando para la foot, y algo se movía en mis pies…me agacho a mirar y clic —foto— luego resultó ser una víbora la mar de maja…estuvimos un ratillo contemplando tan fantástico reptil.

De todas maneras, la llegada al famoso Estany de la Gola, recompensa esfuerzos y nuevamente es un deleite el paisaje y la inmensidad. Echar un bocado y descansar un poco del esfuerzo de la subida será le mejor faena. Hay que rodear el estany de la gola para seguir subiendo en nuestra ruta, esta vez a los tres estanyol al pie del Montroig (2.864 m.) y que limita con Francia. Cuando ves el pico, realmente entiendes lo de Mont-roig y es que tiene una cierta tonalidad rojiza que junto al impresionante paisaje le da un aire bastante lunar. En todo momento, te sientes pequeño ante tanta inmensidad, ante tanta belleza. Casi adivinas la dureza que tienes que ser vivir aquí arriba en pleno invierno…la vegetación arbustiva y arbórea han desaparecido y han dejado paso a la roca, el hielo y el tapiz herbáceo. Sin dudarlo, una maravilla.

En la anterior foto que salgo de espaldas se puede apreciar el Montroig.

Aun nos espera el estany de Ventolao y el fantástico mirador del valle, donde por momentos crees volar entre tanta montaña. Allí a lo lejos vemos las pistas de esquí de Super Espot y todo el macizo montañoso del Parque Nacional de Aigüestortes. Bien merece la pena algo que llevarse a la boca y mucho deleite ante tan bárbaro paisaje.

Hemos tocado techo y lo que nos viene ahora es el auténtico rompe-piernas, toda la bajada que pondrá a prueba nuestros gemelos y rodillas, y hasta el más mínimo músculo de la pierna en tensión. La tarde se echa encima y es buen momento, mientras bajamos, para ir oteando las altas praderas verdes en busca de algún rebeco despistado (si sabes donde mirar, es fácil verlos).

Ya cuando llegas al coche, te viene a la cabeza la famosa postal que te llevas a casa.

Las fotos han sido rudimentariamente escaneadas, de ahí su calidad, es que esta última con los marcos blancos…me da risa…

Julio de 2003

saludos