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Cañón de los Arcos….con pasarelas

-ACTUALIZADO CON LAS NUEVAS MODIFICACIONES DE TRAZADO-

 

Quizás una de las rutas más interesantes de senderismo que habíamos podido realizar en la Sierra de Albarracín era la que unía el pueblo de Calomarde con la Fuente del Berro (Frías de Albarracin), pasando por enclaves tan bonitos como el Cañón de los Arcos o el Molino de las Pisadas. Todo ello siempre junto al Río Blanco, uno de los afluentes serranos del río Guadalaviar.

La ruta que había marcada en tiempos, discurría por el barranco que ha excavado el río, pero en muchas ocasiones y debido a los angostos estrechos del río, el sendero se desviaba colina arriba, perdiendo el atractivo de ir junto al río. Esta primavera se ha subsanado este problema y se han adecuado unas pasarelas y un sendero fluvial que recorre prácticamente todo el río a pie del cauce, por unos estrechos preciosos y con unos puentes de toba magníficos. Más allá de los comentarios que había podido oír por ahí, sobre el gran impacto que estas pasarelas causan en el entorno natural de la zona, el otro día aproveché para recorrer el sendero y sacar conclusiones propias, además de para tener material fotográfico para elaborar el artículo y animar a la gente a realizar la ruta, que a día de hoy, pasa a ser el TOP 5 de las mejores rutas a realizar en la Sierra.

El moricacho

La ruta une el pueblo de Calomarde con la fuente del Berro, pudiendose hacer en los dos sentidos de la marcha, o bien llevar el coche a Calomarde y subir río arriba hasta el Berro, o bien acercarse en coche hasta la Fuente del Berro (Frías de Albarracin) y bajar río abajo hasta Calomarde. Nosotros optamos por dejar el coche en el Moricacho y subir río arriba en busca de la Fuente del Berro.

Es casi imposible no ver el desvío desde el mismo pueblo de Calomarde, una vez lo hemos atravesado casi entero (viniendo desde Albarracin), en una curva a izquierdas y justo antes de cruzar por el puente del río, veremos el cartel indicador y la pista que nace desde la misma carretera junto a una casa de madera y que nos invita al Cañón de los Arcos. Podemos adentrarnos con un turismo por esta pista hasta el mismo Moricacho, que es una impresionante mole de piedra en mitad del Cañón, y que envuelto de grandísimos farallones rocosos es el punto perfecto para aparcar junto a unos columpios y empezar a caminar.

Presa de los ahogados


En todo momento, el sendero está perfectamente señalizado, y discurre casi al 95% junto al río, por lo que disfrutaremos de un entorno fluvial entre imponentes cortados calizos que durante siglos ha ido excavando el propio río. Lo primero que nos encontramos tras sobrepasar el Moricacho, es la presa de los ahogados, un nombre trágico para un acontecimiento también triste, una placa en la pared lo rememora.

IMPORTANTE MODIFICACIÓN DEL TRAZADO

En este punto se ha llevado a cabo una modificación del trazado original y ahora no hay que salirse prácticamente del lecho del río, llegados a esta caliza naranja de la foto anterior se puede cruzar el río por unas piedras grandes que hay (señalizado con cartel) y hay una nueva sección de pasarelas, escaleras, cadenas y demás que nos lleva el sendero junto al río para darnos enlace con el puente de toba.

Con este nuevo trazado se puede optar por hacer el tramo del viejo sendero a la vuelta, y así disfrutar de las vistas desde arriba a media ladera.

La caliza anaranjada destaca sobremanera de las partes grises de la roca, dando al lugar un colorido estupendo para las fotografías. Las paredes imponentes hacen que en invierno, prácticamente no entre el sol en esta parte del barranco, por lo que la presa de los ahogados se hiela completamente durante semanas….yo he podido patinar sobre ella y los espesores de hielo son espectaculares.

Avanzando, dejaremos durante un breve rato el lecho del río, y el camino se encarama a las repisas de los farallones rocosos, unas repisas con un marcado sendero que al elevarnos, nos hará disfrutar de la intrincada geología de la zona, la acción erosiva del río y por qué no….con la esperanza de sorprender alguna cabra montés, algún ciervo o algún buitre muy abundantes por estos lares.

 

Llegados a un palo de madera nos señala la bajada hacia el río en busca de las pasarelas. Aquí está el desvío con el antiguo sendero que se alejaba más y más del río.

Sendero de bajada al río y mástil de madera al fondo

A día de hoy aun no hay señalización y se encuentra el mástil de madera sin nada más (supongo que en breve se colocará el indicador). Aun así es evidente que hay que bajar por el sendero señalizado en busca del río. No tiene pérdida.

Una vez abajo, junto al río, comenzará el espectáculo del barranco, aunque para mí, ya la primera parte, es una maravilla geológica y erosiva del río. El sendero perfectamente limpio y adecentado, nos llevará a la primera remesa de pasarelas.

 

 

Ya intuimos que el espectáculo va a ser digno de fotografiar. El primer puente de Toba se muestra espectacular y la pasarela que lo secunda nos invita a pasar por debajo para disfrutar de estos puentes naturales de roca que tan difíciles son de ver.

El sendero de pasarelas es ancho y cómodo de caminar con alguna agachada en la que hay que tener cuidado con la cabeza. Luego ya es cuestión de disfrutar de las formaciones calcáreas de estos puentes naturales de roca.

Los más valientes, durante años han recorrido este cañón por el río, y aun hoy es posible hacerlo, quizás esta adecuación de pasarelas haya mermado la «virginidad» que podríamos encontrar en estos rincones serranos, está claro, pero acerca también a todos los públicos al espectáculo geológico de un barranco.

 

A la altura de rincones como Los Estrechos del Río Ebrón que ya narré en otro post, creo que han creado un sendero de alto valor y que de buen seguro tendrá mucha demanda.

 

 

Posteriormente a este largo tramo de pasarelas, iremos remontando el río, por sendero, puentes, escaleras y más y más pasarelas para salvar los diferentes estrechos del camino.

No deja de sorprendernos con excelentes rincones, de aguas transparentes repletos de nerviosas truchas y voladero de infinidad de libélulas y mariposas.

 

Sin duda, la espectacularidad el cañón no ofrece lugar a dudas. y este sendero nos ofrece unos miradores únicos.

Conforme vamos ascendiendo el río, el encañonamiento irá perdiendo espectacularidad y verticalidad para ir abriéndose paso hacia una vega un poco más ancha. Entramos ya en los alrededores del Molino de las Pisadas, al que un día de estos tengo que dedicarle una entrada exclusiva, y del que podremos disfrutar de su leyenda y su entorno.

Esta vega más ancha, nos ofrece un entorno ribereño bien conservado, donde abundan las orquídeas, las mariposas y las libélulas y que llaneando nos llevará hasta el espectacular paraje de la Fuente del Berro, donde podremos refrescarnos con un buen trago de su deliciosa agua.

Aquí ponemos punto y final a la ruta, y tras un buen trago de agua, nos damos la vuelta y volvemos por nuestros pasos hacia el coche. Subiendo a ritmo pausado y parando a hacer fotos y demás, habremos tardado como 1 hora y poco desde el coche hasta la Fuente. Por lo que ida y vuelta no bajará de las 2 horas y poco, eso sí, un camino cómodo y apto para todos los públicos, sin grandes desniveles ni dificultades. En invierno, el cañón puede reservarnos algunas placas de hielo o nieve en los tramos de sendero en la umbría, por lo que habrá que ir con algo más de cuidado ante un eventual resbalón.

A mi, en lineas generales me ha gustado mucho, ya conocía el sendero antiguo, y aunque había recomendado su recorrido, creo que con estas pasarelas y el nuevo trazado ha ganado muchos escalones en senderos de interés turístico de toda la provincia de Teruel.

El impacto sobre el entorno a la hora de hacer este tipo de pasarelas es evidente y claro, aquí es donde radica el equilibrio en dejar «virgen» estos rincones, solo aptos para los más atrevidos montañeros que con medios acuáticos recorrían el cauce, o bien adecuarlo para que el gran público pueda disfrutar también de estas formaciones. Cada uno que exprese su opinión si le parece apropiado. Por suerte en la sierra disponemos de otros barrancos similares sin pasarelas y que todavía permanecen cerrados al «gran público» como pudiera ser Barrancohondo y del que espero hacer un reportaje este verano.

un saludo

 

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