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Craso error, Víbora hocicuda (Vipera latastei)

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El otro día, me encontré con este precioso ejemplar juvenil de víbora hocicuda (Vipera latastei) en el jardín de casa. La verdad que por estos pueblos serranos, no resulta difícil encontrar víboras en el mismo pueblo, es más, cuando apretan los calores, y el sol empieza a picar, se dejan ver, a veces con demasiada facilidad. Esto les acarrea un gran problema, ya que no tienen mucha acptación que digamos por los vecinos que no dudan en pisarlas, apedrearlas o matarlas con un palo. Como casi siempre, soy la excepción que confirma la regla (o el bicho raro) que prefiere meterla en un bote, irme a mitad del monte y dejarla en libertar. Llámame si quieres ecologista, «grin-pis» o bicho raro o dime simplemente que estoy loco, pero NO me llames animal, prefiero el día de mañana poder observar en plena naturaleza estos fascinantes animales y disfrutar de algun lance de caza, o el simple serpentear hacia los solarios donde les gusta tomar el sol.

Puede ser una buena acción, eso de devolverla a un hábitat más natural y no estrujarle la cabeza como si de un demonio se tratara. Y si no te ves con los medio suficientes, yo siempre recomiendo que avises al forestal de tu zona y seguro que él sabe como hacerlo (o al menos debería). Porque no es un animal dañino, tan solo peligroso si nos acercamos en demasía, pero que su única defensa es la HUÍDA. Una víbora que nos descubre, SIEMPRE huirá y jamas se tirará a morder. Sólo si la pisamos, o la molestamos o le cortamos la huída tendremos muchos número de recibir un buen mordisco.

Ante tal caso, conviene:

– Siempre mantener la calma, hay que tener claro que en condiciones normales su mordedura no es mortal, y una persona sana no ha de temer por su vida.

– Lo más aconsejable es ir al hospital o centro hospitalario más cercano y explonerles el caso, en casi todos los centros cuentan con antídotos eficaces.

– Jamás, y digo JAMÁS!! te apliques un torniquete, pues tan solo estás contribuyendo a concentrar el veneno en una parte del cuerpo, por lo que el posible daño en los tejidos se verá multiplicado.

– Y por supuesto que se os quite de la cabeza el hecho de practicar una incisión y succionar el veneno para después escupirlo. Tan sólo estaréis envenenando vuestra boca a parte de vuestro de cuerpo.

Por lo tanto, tranquilidad, y hacia el hospital.

Pero no hay que dramatizar, porque los casos de mordedura son por descuido o mala suerte, ya que un encuentro con estos animales, ha de ser degustado como se merece. La mejor precaución es mantener una distancia prudencial con la víbora y a partir de aquí, podremos disfrutar de sus tonos, su serpenteo de cuerpo o incluso con suerte de la acción de caza de un auténtico depredador. Poidremos descubrir sus solarios preferidos para visitarla a posteriori cámara en mano y llevarnos un buen recuerdo. Ante todo distancia de seguridad!!

Lamentablemente sus parientes más cercanos, serpientes y culebras han sufrido las mismas agresiones que la víbora debido a la incultura general de la gente y el no saber distinguir una peligrosa víbora de una inofensiva culebra de escalera o culebra de agua. Es por ello, y para que no caigais en el mismo desconocimiento que a continuación os explicaré gráficamente cuatro rasgos distintivos de la víbora con sus parientes.

El primero, y en el caso de la víbora hocicuda (la más representativa en la península) es el famoso hocico que la caracteriza. A veces es difícil de distinguir porque hay que situarse a su altura para verlo.

El segundo sería su ojo con pupila vertical, también una exclusividad de las víboras que no poseen ninguna culebra ni serpiente, ya que sus ojos son en redondo. Aunque también es un rasgo en el que hay que acercarse demasiado para verlo.

Un buen rasgo que podemos ver en su lomo es esa característica mancha oscura en forma de zig-zag por toda la espalda de la víbora y que aunque hay algunas especies de serpientes que la poseen, sería bastante característica de este ofidio.

Por último y también para resaltar es la cabeza en forma triangular que sobresaldría un poco del paralelismo que lleva su cuerpo.

En definitiva, teniendo claros estos conceptos, no podemos fallar a la hora de identificar una víbora ante otra culebra.

Es el manjar preferido de dos de nuestras joyas vivientes como el Meloncillo (Herpestes ichneumon) y el Águila culebrera (Circaetus gallicus) y aunque no lo tienen en su dieta habitual, si se da la ocasión tanto ratoneros, como erizos, cigüeñas, jabalís o la misma nutria pueden dale caza.

Sus poblaciones, en los últimos estudios auguran una fragmentación en la distribución poblacional y que aunque todavía no sea considerada como amenazada, todos los estudios indican que su población se debilita año tras año. Y no sólo por la destrucción de sus hábitats, sino también por la etiqueta de «bicho dañino» y que hay que matar en cuanto se vea uno. Es entonces cuando sale a relucir el verdadero animal que llevamos dentro.

En mi particular caso, prefiero ver estos animales en sus quehaceres diarios que con la cabeza aplastada contra una piedra.

saludos

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