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Un rato de Berrea

Sólo le he podido dedicar un par de ratos a fotografiar la berrea, pero bueno, me he llevado algun buen momento que me gustaría compartir en forma de artículo y emplazaros al último bezano para disfrutar en profundidad de sus estupendas fotos, pues ha encontrado un buen filón que me tiene que enseñar (faltaría más).

El caso es que la otra tarde, tan solo tenía un par de horas para acercarme a una buena zona a fotografiar algo. Sin muchas esperanzas deambulaba por la zona aunque el berrear más profundo quedaba un poco más lejos. La primera hora fue un poco relajada, mucho que oir y poco que ver, aunque a medida que avanzaba la tarde, el retumbar se hacía más imponente, hasta que un jovenzuelo se decidió a dar la cara.

A medio kilómetro de mi posición, en medio del barranco se oía con claridad a este bravucón y suy retumbar era espectacular, llenaba todo el barranco con su bramido. No me lo pensé dos veces y me dirigí en su busca, jústamente en la ladera contraria, intenté escabullirme entre la maleza hasta que estuve a su altura, como ya he dicho, justo en la otra ladera del barranco en forma de «V». Así pues, separados por un centenar metros y un buen barranco, él dio rienda suelta a su bravura y hormonerío interior y yo ví satisfechas mis espectativas.

Después de más de 15 minutos de berreos continuos y deambular de un lado para otro, me di cuenta que tenía una compañera a no más de 20/30 metros de él y que se alimentaba a buen ritmo mirando de reojo los alardes viriles de su compañero. Éste, por su parte, todo y ser aun algo joven y poseer una cornamente algo escasa, no dudaba en darle fuerte a las cuerdas vocales una y otra vez y con un todo severo y contundente que desmitifica aquello de que cuando más fuerte y ronca es la voz, más grande es el ciervo (mentira!!)

Incluso pude disfrutar de un par de achuchones por parte del ciervo sobre la hembra con intención de montarla y mostrando (al igual que las cabras montesas) su lengua de forma intermitente al ritmo que se abalanzaba hacia ella.
Hago un zoom manual a la foto para que aprecieis el lengüetazo en todo su esplendor.

La hembra por su parte se resistió en los dos embites, tal vez a la espera de comprobar que realmente es el ciervo apropiado para su descendencia.

A veces echaba hacia atrás el zoom para incluír a los dos enamorados y la verdad que la foto gana mucho.

En fin, lo dicho, este año las cosas se han complicado y no tenemos tiempo, pero Jose ha pillado muy bien el testigo y se está currando unos reportajes dignos de ver (y eso que no esta dentro de la reserva, todo un currazo de localización y ejecución)

Saludos

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