Se dice que el que la sigue la consigue, y así ha sido una vez más. Tras un frustrado intento hace una semana, y como ya prometí, me quedé con las ganas de acechar algún ciervo por la zona. Para mi sorpresa no encontré ciervos, pero sí este bellísimo ejemplar de Corzo (Capreolus capreolus) acompañado de una hembra (tal vez hubiese alguna más). Muy desconcertado con una presencia extraña tras los pinos, al principio hasta se animó a sentarse y rumiar al tiempo que no perdía ojo de mis movimientos.
Cuando quise rizar el rizo y acercarme un poquito más, fue cuando en dos saltos desapareció entre la espesura. El próximo día explicaremos un poco más las características más significativas de este ejemplar que tan difícil resulta de ver. De momento dejaremos las mejores tomas para uso y disfrute.
saludos