A veces, no es necesario una nevada de más de un palmo para obtener fotos resultonas en nuestros paseos por el monte. Curiosamente la primera nevadita que cayó en Orihuela este otoño, la aprovechamos Jose (el bezano) y yo para reunirnos después de algunas semanas sin vernos y aprovechar la «peluda» para «disparar» contra algo nuevo.
La mañana era horrible, una ventisca de órdago que te recogía el hielo de los árboles y te los lanzaba contra la cara de muy mala leche. Además nevusqueando y con bastante frío. Aun así no nos amilanamos y decidimos subir andando hasta majada las vacas para ver que se podía fotografiar.
Era el momento de buscar entre la pelusa caída alguna toma interesante y en verdad que encontramos setas a mansalva bien espolvoreadas y sobretodo esa transición que aun estaba por desarrollarse de los colores otoñales al invierno más monocromático.
Al final opté por poner el objetivo macro y a por los detalles. Jose se mantuvo en el angular…aunque también sacó buenas tomas.