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Cumpliendo con mi oficio

«Cumpliendo con mi oficio
piedra con piedra, pluma a pluma,
pasa el invierno y deja
sitio abandonados,
habitaciones muertas:
yo, trabajo y trabajo,
debo sustituir
tantos olvidos,
llenar de pan las tinieblas
fundar otra vez la esperanza»
Pablo Neruda (en boca de Robe Iniesta que al fin y al cabo suena mejor)

Fantástica la secuencia captada estos días de berrea. Disfrutando al máximos con el buen hacer de los animales y sobretodo con la suerte que siempre está presente. Pagando mi deuda prometida hace ya un año, cuando mi siguiente meta era la de mejorar la foto del ciervo berreando e intentar llegar un poco más lejos.

Pues sí, señores, la pelea está a punto de empezar. El ritual que presencié duró más de 45 minutos. Ante un reclamo sonoro por parte de los dos, y una distancia prudencial de más de 500 metros. Por fin el empuje de los dos combatientes hace que se junten en mitad del sembrado. Se miran, caminan, se miran, camina, se miran…..el violento choque de cuernas es algo meramente secundario, lo principal es medirse con la mirada, los gestos, el caminar erguido, y algun que otro bramido.

Parece curioso, pero llevan más de 10 minutos caminando juntos de un lado para otro. Qué equivocado que estaba pensando que la disputa era simplemente física y qué equivocado estaba pensando que era cuestión de segundos o tal vez algunos minutos. Es más bien un enfrentamiento de poderío y señorío, de levantar bien la cabeza y berrear ahora bien alto, de hacerle un amago de golpe de cuernos para ver reacciones y sobretodo de demostrar a las que están mirando que soy el ciervo que buscan.

Finalmente y tras unos intentos de embiste y algun golpe de cuerno contra el suelo, el choque de cuernos y la musculatura en tensión dejan en el aire un golpe seco de esos que eres capaz de reconocer con los ojos cerrados.

El disparador de la cámara echa fuego, clic-clic-clic-clic y en breves segundos el combate físico se detiene para volver al combate psicológico.
No está de más proclamar con fuerza el vencedor parcial de combate. Y es que parece que ese berrido está ejecutado con más fuerza de lo normal, evidentemente como todo un «victorioso».

Esto solo ha comenzado, pero la luz se va yendo y toca retirada para llegar con los últimos claroscuros al coche. Allí se quedan siguiendo la disputa en plena noche y clamando un harén mejor.

Yo con una buena sonrisa para casa. El año que viene, nuevos retos…

saludos

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