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Un Domingo Caluroso

Se presentaba un domingo algo caluroso, por lo que había que idear alguna salida refrescante y placentera. Así fue como decidimos ir a uno de los rincones más bonitos del Parque Natural del Alto Tajo: La Laguna de Taravilla y el Salto de Poveda.

La primera parada, era casi obligada, al río Tajo, un buen baño en sus aguas turquesas y un poquito de juego con los pececillos que se agolpaban a cada paso que dabas. El agua fresca, pero siempre apetecible con tanta calor. Luego relax junto al río para disfrutar de la tranquilidad que allí se respira.

Un pequeño sendero que nace junto a la pista, nos lleva casi de inmediato al Salto de Poveda, una presa artificial junto a la fábrica de la luz que ha dejado como testigo una preciosa cascada en un marco incomparable. Como siempre las zonas más profundas de tonos turquesas y verdosos que sólo el propio Tajo sabe como los ha fabricado.

Ya de vuelta a la Laguna el atardecer nos regala las últimas luces del día, tal vez la mejor estampa posible para contemplarla y fotografiarla, sin duda, un buen recuerdo.

Pero la mejor hora para disfrutarla es aquella en que la gente ya se ha ido, y es cuando los sonidos propios de la noche cobran mayor importancia si cabe. Último deleite y juego con los “alevines” de trucha que allí se amontonan en busca de la migaja de pan que se te cae del bocadillo.

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