La noche ha sido fría, y la nieve, que a última hora de la tarde estaba bastante blanda, ha transformado a muy dura, por lo que el uso de crampones hasta la Brecha de Rolando es casi obligado para no verte en un entuerto. Los franceses salen primero, aun con frontales, seguidos de tres maños y nosotros por detrás, cuando ya despunta el día. La pareja de hermanos valencianos se queda a la espera que vuelva a transformar la nieve (no llevan crampones).

El ascenso hasta la Brecha desde el Refugio de Serradets, es corto pero intenso, la sostenida pendiente te obliga en los primeros compases a despojarte de las prendas de abrigo. La nieve está perfecta, muy dura y gustosa para ir con los pinchos. Además los primero rayos hacen acto de presencia, por lo que me vuelvo loco con los encuadres y el trabajo de luces.

Pedro disfruta como un enano con las fuertes pendientes y el excelente estado de la nieve, estamos a tope de fuerzas y el día acompaña, ¿Qué más se puede pedir?

Llegamos al primer resalte, tras la primera tramada pendiente. Ya vemos el mini nevero-glaciar de la brecha que asoma bajo la nieve y el lago helado. Incluso atisbamos a ver a los de Zaragoza en la misma brecha, suponemos que quitándose los crampones.

Las fotos a la Brecha se sudecen, realmente la espectacularidad y tamaño del sitio bien merecen unos cuantos encuadres. Es una auténtica maravilla de la naturaleza!!!

Hecho un último vistazo atrás desde la misma brecha, contemplando los valles pirenaicos franceses, esta vez casi sin nieblas, así como el pequeño ibón helado.

Al otro lado de la Brecha, se nota la cara Sur, pues la nieve disminuye. Reconocemos el trazado de bajada hacia la Gruta de Casteret y Llanos de Millaris, pero ese recorrido tendrá que esperar, pues aun nos quedaba la ascensión al Pico Taillón.

Nuestro avance ahora es por todo el cordal de la Brecha, pasando por la falsa brecha, el dedo y por último todo el cordal del Taillón hasta su cima. Como en algunos casos debemos pasar a la cara norte, los crampones siguen en nuestros pies hasta la misma cima. Pues todavía hay algunos pasos bastante comprometidos.

Las vistas desde estos cordales siguen siendo privilegiadas, además de que el tiempo acompaña enormemente. Las fuerzas siguen intactas y estamos casi ansiosos de hacer cima.

Finalmente y pasando el dedo, ya tenemos el cordal ante nosotros, muy ampliio y cómodo nos irá ganando altura considerablemente.

La última pala es por la cara sur del Taillón y aunque larga, la subimos con muchas ganas…..la cima está ahí mismo.

Por fin, el momento esperado, CIMA del TAILLÓN que con sus 3.144 m. de altitud es uno de los mejores balcones por lo que asomarse a esta parte del Pirineo.

Todo se alia en nuestro favor, el día estupendo, la ausencia de viento, y unas fuerzas renovadas que hasta nos permite echar un bocado allí arriba.

Nos retratamos con toda parsimonia, y disfrutamos durante 20 minutos de aquel maravilloso balcon.

Habiendo hecho los deberes, ya sólo nos quedaba bajar hasta Goriz, un fuerte desnivel hasta los 2.200 metros del Refugio, pasando por la mencionada Gruta de Casteret y la ruta normal al refugio por los llanos de Millaris.

Así que tras descansar, comer algo y hacernos las pertinentes fotos, emprendemos la bajada, nuevamente disfrutando de las inmejorables vistas que esta bajada ofrece.

En la falsa brecha, nos encontramos con los hermanos de Valencia, y les ofrecemos los crampones para acceder hasta la cima. La nieve empieza a transformar rápido, pero es más prudente llevar unos pinchos. Como después nos veríamos en Goriz, no habría problema.

Así pues, ellos para arriba y nosotros para abajo, seguimos con nuestras rutas pendientes. Rápidamente perdemos altura y disfrutamos ahora de la impresionante estampa que ofrece la Brecha de Rolando desde la cara Sur, así como la falsa brecha a su izquierda, el dedo, y a continuación el Taillón.

La Gruta de Casteret nos ofrece un marco incomparable para sacarnos unas buenas fotos, así que posamos con toda habilidad y nos traemos para casa el mejor recuerdo en forma de foto.

En seguida cogemos el collado que nos lleva a Millaris y disfrutamos de la comodidad del camino hacia el Refugio. deteníendonos mil y una veces a observar a las Marmotas en sus quehaceres diarios por la pradera.

La proximidad al refugio es cada vez más evidente y ya notamos cierto cansancio y ganas de descansar. Aunque el camino es muy cómodo y lo dificil ya está superado.

Finalmente y llegados al Refugio volvemos al ambiente montañero, al descanso, a la recuperación de fuerzas y sobretodo a la alegría por el trabajo bien hecho y sin percances.

Repasamos las fotos, los videos (que también los hay y que colgaré en una semana) y nos volvemos a dar nuestro baño de sol habitual de los refugios. Al día siguiente bajaremos ya hacia la Pradera de Ordesa para concluir la travesia.