Curiosamente, unos días antes de Semana Santa, y ya de limpieza de las últimas cajas nido a las que cada año hacemos seguimiento y limpieza, nos encontramos con una de las escenas más chulas que puedes encontrarte cuando limpias una caja nido.
Dentro de ella, nos encontramos con un amasijo de corteza desprendida de las estepas, muy comunes por la zona. En seguida supimos que no se trataba de un nido de paseriforme, sino que todo apuntaba hacia la “guarida” de un roedor. Ya por otros años en los que hemos encontrado situaciones similares, todo apuntaba a que se trataba de un refugio de invierno del simpático Lirón Careto (Eliomys quercinus).
El Lirón careto es un roedor parecido a un ratón, con un característico antifaz negro en la cara y una cola engrosada y pilosa, que curiosamente puede desprenderse (no el hueso obviamente) si es cogida por algún depredador y volver a regenerarse. A diferencia de sus hermanos los ratones que son mucho más terrestres, el lirón careto es un roedor un tanto más arborícola y que gusta mucho de encaramarse a arbustos y árboles en busca no sólo de frutillas (que es su principal dieta) sino que no descarta llevarse a la boca huevos o polluelos.
Es por ello que las cajas nido, pueden jugarle un doble papel, por un lado, ser una fuente de alimentación, en caso de toparse con algún nido, o bien una cavidad perfecta para pasar el invierno. Y así, aunque no sea común encontrarse con uno en las labores de limpieza, no nos ha de resultar extraño toparnos con alguno. Además, con una hibernación muy prolongada que se extiende bien entrada la primavera. Lo que le asegura que en periodos como estos de nieve tardía en Abril o primeros de Mayo como sucede alguna vez en la Sierra, no lo van a pillar recién salido de del letargo, donde puede llegar a perder hasta el 50% de su peso corporal.
Os dejo el video que realicé al limpiar la caja nido y toparme con el Lirón, que como se muestra, lo volvimos a tapar y a dejar en su sitio, para no perturbar su descanso.