Existen aun en esta sierra, algunas reliquias forestales que aun sobreviven encaramados en los últimos reductos de los más abruptos valles. Son supervivientes de la retirada de las ultimas glaciaciones que los trajeron consigo huyendo de las frías y congeladas montañas de Europa, y que aun a día de hoy podemos gozar de algún ejemplar en nuestra sierra. Uno de estos árboles relícticos es el Abedul (Betula alba), un árbol muy característico por su corteza blanca y conocido por casi todos. Relativamente abundante en nuestro Pirineo y muy bien adaptado a las condiciones duras de la montaña, se vuelve una auténtica rareza en nuestra sierra. Para ser más concretos, sólo se conocen dos poblaciones (por decirlo de alguna manera) en nuestros montes, una en Orihuela del Tremedal y otra en Noguera de Albarracín,y esta última estuve visitando el otro día con la intención de comprobar su estado actual y la posibilidad-viabilidad de mejorar su situación.

Después de una intensa prospección por todo el barranco a base de mirador-prismáticos-mirador….y guiado por un compañero que las había visitado hacía años, pudimos delimitar el emplazamiento aproximado. Hay que decir que se encuentran en una ladera, encaramados a unas riscas en una zona prácticamente intransitable, con una pendiente fortísima para acceder hasta ellos y para más inri, encaramados en los resquicios de la roca. Vamos, un lugar totalmente inaccesible para cualquier tipo de agresión (ya sea por herbívoros o por aprovechamientos forestales).

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La decepción al llegar al lugar fue bastante grande, pues descubrimos un poco la cruda realidad de esta especie en nuestra sierra. Escasisimos ejemplares y con pocas perspectivas de futuro como no se intervenga un poco. La población en cuestión consta de dos ejemplares de porte mediano y otros tres rebrotes que parecen proceder de uno de los dos ejemplares.

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Rebrotes de raíz en las fisuras de la roca

También encontramos muchos restos de troncos podridos o viejos de árboles ya muertos y que muy probablemente sucumbieron a las fuertes nevadas o alguna cornisa de nieve que pudiera caer en estas pendientes tan acusadas.

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Incluso había algún tronco de un tamaño para nada despreciable, lo que nos hace pensar que aunque viven de manera relíctica son capaces de crecer si las condiciones les son favorables.

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Posible rebrote de raíz en primer término y ejemplar adulto en segundo plano

 

Uno de los dos ejemplares más grandes me dio una buena y mala noticia, la mala es que presenta en la base del tronco una podredumbre bastante importante, lo que le hará, seguramente en pocos inviernos ser tronchado por alguna nevada fuerte, ya que ha debilitado mucho el tronco principal. Aunque la buena noticia es que este ejemplar es el único que parece fructificar de manera importante. Lo que me abre la posibilidad de recoger semilla e intentar reproducirlo para proceder a alguna plantación por los alrededores y mejorar mucho la población.

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Así pues, se me abre un nuevo reto como forestal de la zona y como amante de estas reliquias forestales y es la posibilidad de recuperar esta especie en un estado tan crítico en nuestra sierra. Es una alegría, por otra parte, haberlos encontrado y creer en la posibilidad de recuperarlos, que supone para mí, un reto interesante y a la vez fascinante.

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Segundo ejemplar algo más accesible

Así pues, si vamos avanzando, ya os iré contando como van las cosas con estos últimos abedules de nuestra sierra…..

un saludo

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Un comentario en «El último abedul»

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