Ruta el Escaleron-La Raya (circular laguna de Uña)

Nuevamente vuelvo con un grandísimo regusto de nuestro vecino Parque Natural de la Serranía de Cuenca. Esta vez le tocó el turno a la Ruta del Escalerón – La Raya, una preciosa circular a la Laguna de Uña, por enima mismo de los farallones calcáreos que rodean a ésta. Ya lo mencioné en su día en el artículo que hice aquí mismo y que prometí que volvería para realizarla, y sin duda alguna ha sido un acierto.

Esta vez, me acompañaron un par de buenos amigos, Miriam y Javi, que disfrutaron tanto como yo, de esta sencilla pero reconfortante ruta.

El tiempo, no pintaba muy bien, aunque si bien es cierto que amenazó durante toda la jornada, se comportó sin caer apenas cuatro gotas. Así que despreocupados con la amenaza, disfrutamos de cada paso y cada rincón que íbamos descubriendo.

La Laguna de Uña, situada junto al mismo pueblo de Uña, es una precioso humedal, semi-artificial de unas 15 heactáreas, que se forma gracias a un pequeño dique que retiene el agua del Arroyo del Rincón. El marco es incomparable y muy propio de las características formaciones de la Serranía de Cuenca, con espectaculares moles calcáreas, que presiden y protegen semicirculamente la preciosa laguna.

Nuestra ruta parte del mismo pueblo de Uña, en el cual dejamos el coche y tras echarnos el pertinente desayuno, iniciamos el sendero que primeramente nos conduce por la poblacion. Existe un cartel indicativo en la misma carretera y junto a la laguna que nos informará un poco de la ruta a realizar. Muy bien señalada en todo momento ya que discurrimos por un «PR» (Pequeño recorrido), debemos dejar la laguna a nuestra izquierda para dirigirnos hacia el mirador y la piscifactoría.

Los primeros metros discurren junto a la laguna y sobre una carretera-pista, que nos llevará hasta donde nace el mismo sendero del escalerón. Ya podemos ir disfrutando de las moles calcáreas que nos rodean y que en breve disfrutaremos de sus vistas privilegiadas.

Llegando al desvío de la Piscifactoría, nace a mano derecha el sendero del escalerón, (perfectamente señalizado) que nos sacará de la pista para introducirnos en un precioso camino ascendente y por el cual nos iremos fundiendo un poco más con la fauna y flora del lugar.

Desde aquí empezaremos la ascensión a la parte alta de las moles rocosas, y por lo tanto, habrá que salvar un desnivel aproximado de 300 metros. Se hace bastante cómodo de subir, y sobretodo ameno en el paseo. Arces, Guillomos, Majuelos y Escaramujos son los principales acompañantes a una preciosa masa de Pino negral y Rebollo. Se salpican también Avellanos, Bojes e incluso algun Serval, lo que dota a esta bosque de una variedad cromática en estas fechas, realmente espectacular.

Incluso en las zonas más rocosas de la subida, el espectáculo lo pone la geología propia de este relieve cárstico, modelados imposibles, paredes que retan a la gravedad u hoquedades en el mismo sendero.

Y una vez arriba, la satisfacción de las vistas, y que intuimos que mejoraremos conforme avance la ruta. No podemos resistirnos a las fotos, y Miriam y un servidor «disparamos» a diestro y siniestro. Javi, se resigna a nuestra afición.

A partir de aquí, la ruta discurirá, bien señalada, por una precaria pista que recorrerá todos y cada uno de los altos rocosos para dejarnos, de vez encuando, asomarnos al precioso abismo que ha esculpido en miles de años, el Arroyo del Rincón. Existe un punto de observación, con panel explicativo incluido, para interpretar sobretodo la avifauna existente en estos escarpes rocosos. Compuesta principalmente de Buitre Leonado, Alimoche, Águila Real o el precioso Treparriscos entre otros. Así que es casi imprescindible cargar con unos buenos prismáticos, para poder otear el cielo en busca de estas aves.

 A algunos miradores naturales, hay que acercarse con cuidado, sobretodo si la ruta la hacemos con chiquillos, ya que el riesgo de caida es evidente. Aunque yendo con el máximo cuidado nos traeremos las mejores postales…

Finalmente y tras más de una hora por caminando por encima de los cortados calcáreos, toca coger el camino de bajada. Esta vez, nuevamente un sorpresón en la ruta, ya que iniciamos la bajada por uno de los antiguos caminos de cavallerías que utilizaban los lugareños de Uña y que discurre por «La Raya», un seguido de encajonamientos y callejones muy propios de estos relieves cársticos que embellecen aun más esta gran ruta.

Musgos, helechos y rocas humedas son la nueva compañía en estos primeros metros de bajada. unos encajonamientos propios de las películas más aventureras y que aumentan el valor de esta sencilla ruta. Finalmente salimos de este entramado de callejones para «morir» en la misma base de los cortados. Aquí damos buena cuenta de su inmensidad y de nuestra pequeñez y nos retiramos por un serpenteante sendero que va a mirir a la laguna y muy cerquita de la presa y el pueblo.

No me cabe la menor duda, que es una de las rutas más interesantes que se pueden hacer por la zona y una buenísima alternativa a las masificaciones del Nacimento del Río Cuervo o la preciosa Ciudad Encantada.  Además de no ser una ruta exigente, y muy generosa con la recompensa que ofrece. Desde aquí la recomiendo encarecidamente a todos los visitantes de la zona.

Como recomendaciones; calzado cómodo, prismáticos, agua y cámara de fotos.

Datos técnicos: 300 m. aprox de denivel para unos 9 kilómetros. Se puede hacer todo en 2 horas y media, aunque conviene alargarlo un poco y dejarse embriagar un poco en los miradores naturales.

Aquí teneis la hoja del PR

Y aquí más deferencias a la ruta

En fin, por mi parte, nada más de momento….me voy otra semana al Pirineo, así que volveré con más fotos…..

saludos

P.D.: Agradecer por supuesto a Miriam y Javi la excepcional compañía de la jornada….ni es la primera, ni será la última con ellos.