Dispersos por la Sierra de Albarracin, aun podemos contemplar los últimos chozos pastoriles que aun aguantan en pie el paso inagotable del tiempo. Se trata de los conocidos «torrucos», y no eran más que unas simples construcciones en mitad del campo, que servían de refugio o incluso de segunda residencia a los pastores de la zona.
Solían ser unas construcciones de planta redondeada, de piedra seca, y con una bóveda como techo, normalmente con una salida de humos y parco en «complementos». Su función era tan simple como el cobijo del pastor, tanto por las posibles inclemencias meteorológicas, como de segunda residencia eventual en los meses más benignos.
Existen unos cuantos bien restaurados en la Sierra, la mayoría con fácil acceso y curiosos de visitar. El más restaurado se encuentra en Guadalaviar, en la Vega de Tajo, bajando por la carretera del Portillo la primera pista que nos sale a mano derecha.
En Frías de Albarracin, en la pista que une esta localidad con el Vallecillo, encontraremos el letrero que indica su situación. Es la misma pista que lleva a la torreta «el Cuerno» y que nos aportará grandes vistas de la zona.
En Monterde de Albarracin también existe otro torruco, éste de acceso más complicado y menos señalado.
En cualquier caso, si podemos acceder a alguno de los mencionados disfrutaremos de una construcción pastoril, sencilla, pero interesante, para conocer un poco más a fondo la dura vida ganadera que han llevado nuestros antepasados en la Sierra.
Un saludo
Buen artículo.
Me fascinan los torrucos y la vida de los pastores serranos. La familia de mi mujer eran pastores en Noguera.
Hace tiempo que tenía pensado hacer un artículo similar. Tenía ya algunas fotos de los de Frías y Monterde pero las tuyas con magistrales.
Gracias por seguir ahí hablando de nuestra Sierra. La echo mucho de menos pero ahora estoy en una etapa profesional complicada y no tengo tiempo.
Un saludo
Manuel
Un abrazo manuel, gracias por pasarte por el blog aunque dispongas de poco tiempo, ya llegarán mejores tiempos.
Un saludo