Una de mis aulas preferidas para poner en práctica la fotografía de composición, es sin duda la infinidad de arroyos y regueros que discurren por nuestra sierra. En un principio, la tranquilidad de estos sitios, unida a su riqueza visual con saltos de agua, rincones verdes y aguas cristalinas, me invitaban a trapichear con mi antigua A-70 y con la serenidad que da la soledad, poner en práctica los conocimientos que iba adquiriendo día a día con lecturas, opiniones y “conversas”.
Es una fotografía muy “resultona” y relajada que invito a todo mortal a practicar, sin duda, es impagable ese rumor constante del agua mezclado con el trinar de pajarillos y por que no, algún pájaro carpintero entablando el “toc-toc” característico de su pico contra el tronco seco de algún pino.
La verdad que también entraña algún que otro “peligro” como puede ser el hecho de acabar con el pie metido en cualquier poza. Y digo pie, siendo benévolo, porque yo más de una vez he sucumbido hasta la cintura, eso sí, a la cámara ni una gota!! 😉 Así que la única preocupación es un buen calzado y mirar bien donde se pone el pie.
En las composiciones se puede “jugar” dependiendo de la época con los característicos carámbanos de hielo en invierno y la nieve que todo lo cubre, o tal vez las setas y las hojas de roble y frondosas que tanto colorido dan, incluso en verano y primavera con las florecillas que se arremolinan al frescor y humedad del arroyo. La única condición es que haya buen caudal de agua, o sea posterior al deshielo o a una época rica en lluvias.
Los días de niebla son también adecuados para visitar estos sitios. Porque el arroyo siempre nos guiará por la espesura de la niebla y será casi imposible perderse por mitad del bosque. Además, el ambiente brumoso es inmejorable para estas fotos que les da un aire mágico de esos que tanto nos gusta. Además de ser una buena filtradora de luz y elimina los claroscuros y contrastes de los rayos del sol entrando entre la espesura del bosque. Por lo tanto ya hay excusa para salir de casa los días nubosos o con niebla (inmejorables para este tipo de fotografía)
Por último aclarar que para conseguir ese efecto de sedosidad en el agua es necesario un tiempo de exposición largo (dependiendo del caudal, inferior a 1/30 seg., aconsejable más de 1 segundo) y para conseguirlo, hay que cerrar al máximo el diafragma, es decir, una “f” lo más grande posible (sobretodo a partir de f 8, aconsejable f11 o superior). A veces no es posible manejar estos parámetros, porque la cámara no te deja, pero en caso de poder hacerlo, ahí dejo la propuesta.
ATENCIÓN: Imprescindible Trípode o mini-trípode.
En la sierra hay muchos rincones por el estilo de donde se pueden sacar estupendas instantáneas. Yo conozco unos cuantos y me atrevería a citar estos:
– Arroyo las Lanas (Puerto de Orihuela-sector “el Pajarejo”),
– Barranco de Peña Aguda (Garganta de Noguera),
– Río Gallo en su cercanía con el nacimiento (Orihuela del Tremedal),
– Tramo del Río Blanco (Desde el berro en Frías hasta la población de Calomarde)
– Rio Noguera antes de llegar a la población que le da nombre
– Algunos rincones del Guadalaviar y el Tajo
Dependiendo de la época y el caudal se puede optar por uno u otro, así como si se quiere “jugar” con el hielo, las flores o los colores del otoño. Así pues las posibilidades son varias y los rincones infinitos, hay muchos más y mejor escondidos, incluso más bonitos, pero yo aun no los he encontrado.
Saludos y bienvenidos los que se fueron de Semana Santa
Muy chulas todas. Me gustan especialmente la segunda y la sexta (la de la rama con nieve y hielo)
Te vas superando a un ritmo admirable, y yo lo disfruto cada vez mas.