Una tarde de primeros de Abril

Ahora, después de los cambios de hora pertinentes, los días se hacen mucho más amenos, puedes aprovechar las tardes hasta casi casi las nueve de la noche, así que la otra tarde la «sin nombre» (cosas del anonimato voluntario) y yo, fuimos a dar un paseo por el mojón de las tres provincias, a orillas del Tajo, para disfrutar del buen tiempo y la agradable temperatura.

Fue una tarde de agradables sorpresas, la fauna ya empieza a estar algo movida y si caminas en silencio y con algo de suerte eres capaz de ver alguna cosilla por ahí. Si no recuerdo mal, aquella tarde vimos, ciervos, patos salvajes, ranas, truchas, buitres, Halcón peregrino y un sinfín de páridos (pajarillos de bosque carboneros, herrerillos, etc..)
Así da gusto salir a pasear, y eso que fue un paseito corto, esperaba algún encontronazo con alguna garza real, pero no hubo suerte.
Uno de los animalillos que hacía mucho que no veía fue esta curiosa Rana de San Antonio (Hyla arborea) que gustosamente se dejó hacer una sesión fotográfica (no se si se aprecia en la foto tan pequeña, pero son muy curiosas las ventosas que tienen por dedos)

Las florecillas ya quieren invadir parte del tapiz forestal, pero como ya comenté las tempraneras Chaparreras y campanillas son sin duda las que ahora empiezan la primavera. Aquí este cuarteto de lujo en un claro del bosque donde entraba la luz que ya empezaba a ser de atardecer.
Narcisos o campanillas (Narcissus bulbocodium)

Ya cuando nos volvíamos un estridente y repetitivo chillido nos alertó y con cautela pudimos ver volar a este precioso Halcón (Falco peregrinus). Aunque todavía tengo mis dudas de si puede llegar a ser un azor o gavilan….no se, no se… necesitaría alguna foto más para identificarlo, en fin, dejémoslo en Halcón y punto 😉

Después de la caminata, llegó la merecida merienda en el merendero de la fuente y para acabar la tarde, que mejor que disfrutar de las últimas luces en los sembrados de Sierra Molina, tal vez habría suerte y viésemos algun ciervo. Como lo imaginaba, allí las ciervas son dueñas y amas de las tierras y la verdad que se cuentan a docenas, por no decir cientos. «Disparamos» con la cámara a diestro y siniestro, incluso «la sin nombre» también estrenó el «trabuco» (aunque aun le tenga que pillar el truquito). En fin, muchos muchos ciervos, poco asustadizos y sobretodo haciendonos disfrutar de lo lindo. Lástima que la luz ya era pobre.
De las cienes y cienes de fotos que saqué, os he seleccionado este par, la primera por su estupenda luz de atardecer sobre esta pareja de ciervos.

Y esta otra, pues que os voy a decir, que estaban como posando, yo creo que hasta el vareto se ha colocado en medio para que la escena tenga equilibrio. Hasta se aprecia como estan «espeluchando» el pelaje invernal, en fin, con esta me despido, salud-os cordiales mios y de la «sin nombre»